Uno de los encuentros difíciles a los que con cierta frecuencia nos enfrentamos los sanitarios es la atención al paciente o la familia a quien tenemos que comunicar una mala noticia. Este hecho es un trago que deja huella profunda tanto en el profesional que la da como en la persona que la recibe. El miedo inicial del mensajero se torna a veces una pesada carga que nubla el sentido, la sensatez y la claridad y que en ocasiones puede conducirnos al síndrome de burn out. 

 La gestión del discurso (el qué) y todo lo que ello conlleva (el cómo) se hace complicada. ¿Sabemos qué preparar antes de empezar? ¿La persona abre un espacio donde debe aposentarse la noticia? ¿Somos el colchón de la emoción? Es importantísimo el conocimiento interior y la plasticidad emocional para acudir a este encuentro amables y repletos de habilidades con las que gestionar este momento con más capacidad para transmitir interés, compasión y atención a la persona o personas con quien nos estamos comunicando.

Nuestros objetivos serán: 

1. Mejorar nuestras habilidades comunicacionales antes, durante y después de dar una mala noticia
2. Profundizar en el conocimiento y la gestión emocional propia para comunicar mejor una mala noticia. Practicar la gimnasia de la escucha activa y la confianza.

Trabajaremos con ejercicios de reflexión inicial y puesta en común posterior, role playing con apoyo de una actriz como paciente para que la situación sea lo más verosímil posible. Visionado y comentario de videos.