Taller 17: Cámara, acción: Medicina narrativa a través del Cine

Ponentes

Concha Álvarez Herrero

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria

CS Universitario GOYA (Madrid)

Miembro del Grupo Comunicación y Salud de la semFYC y SoMaMFYC

AlbertoLópezGarcía-Franco

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria

CS Mendiguchia Carriche (Leganés, Madrid)

Coordinador del Grupo de la Mujer del PAPPS

Miembro del grupo de Ecografía Clínica de la SoMaMFyC

Resumen

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El ejercicio de nuestra profesión exige competencias científico-técnicas que pueden ser aprendidas a través de los libros y de las enseñanzas que emanan de nuestros maestros, tutores y compañeros. Sin embargo, adquirir otras herramientas necesarias –actitudes y valores, como la empatía, la compasión, la asertividad, la lealtad, la honestidad… - requiere de un aprendizaje en el que interviene fundamentalmente nuestra relación con los pacientes, resultando más difícil de modelar. 

Para ello, el conocimiento de las artes no solo nos viste con un atuendo de humanidad, sino que sus narrativas nos son imprescindibles, puesto que nos facilitan esas herramientas que nos permiten la comprensión de lo que le pasa al paciente y la intervención en esa toma de decisiones compartida que conlleva nuestro trabajo.

El cine, en particular, brinda una capacidad especial para emocionar, para emocionarnos, al hacernos ver, oir y sentir la realidad. Gracias a elementos que sólo puede aportarnos el séptimo arte, el cine nos seduce -de una manera directa, rápida, dinámica, intuitiva, presente y concreta, sensorial, simbólica y metafórica- creando un lenguaje gráfico en nuestra memoria afectiva que desemboca en una actitud reflexiva desde la que reconocer valores y actitudes y mejorar las habilidades comunicacionales, éticas y emocionales de los profesionales.

El cine se convierte así uno de nuestros grandes aliados profesionales, un verdadero entrenador de nuestra empatía, capacidad de observación y atención para detectar la presencia emocional de los otros. Con él, podemos analizar las fases del maltrato o la magnitud del sufrimiento que entraña el duelo, la soledad o la culpa; podemos crecer en el conocimiento de nuestra identidad y reconocer el derecho de otras identidades en eso que llamamos alteridad; podemos analizar el apego o la falta de él, descubrir la ternura que nos desarma o la risa que nos reconcilia…

Esta educación emocional se produce cuando nos conmovemos, cuando nos movemos con, cuando removemos, descolocamos y sacudimos nuestro ánimo. Sobre todo, cuando esto lo construimos juntos. Y esto es lo que haremos en este Taller, protagonistas de la película de nuestra vida. Ya que…

 “…toda la vida es cine. Y los sueños, cine son” (Luis Eduardo Aute).

 


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